jueves, 17 de septiembre de 2015

Un día de esos días.


No sabía (no tenía por qué saberlo) que un día, sin más, entrarías por esa puerta siendo tú, solamente tú, tan real y no la idea que yo había querido tener de ti.
Con mis miedos, con tu mirada fija y curiosa, con mi necesidad de tener la razón, con tu despreocupación, con la distancia.
En esos días, todos los días teníamos música de fondo, pero no escuchábamos la misma canción.
Nunca pude creerte a primera vista, siempre tenía que volver a mirarte eras tú y tu sonrisa y tus pestañas y esos ojos y tus lunarsitos en hilera cerca de tu oreja. Y la distancia.

lunes, 11 de mayo de 2015

Lunes.

Hoy te he vuelto a ver con el rostro lleno de ganas de contarme lo que te ha pasado.
Esa mirada de que este fin de semana te sucedió lo que no esperabas, pero que deseabas desde hace tanto tiempo.
Y yo que siempre estoy muerta de ansias por escucharte y que me cuentes cada detalle, y lo que dijiste y lo que pensabas mientras lo decías.
Cuéntamelo todo, mi mayor talento es escucharte. Podría escucharte por horas sin cansancio, sin interrupciones y con muchas preguntas en mi mente.
Y que al final me pidas consejo y sólo acierte en decir que tu elección es la mejor, aunque en ella no me incluyas.